Páginas

miércoles, 23 de septiembre de 2009

A la sombra de otro amor


Autora: Carmen Gil
Editorial: Algar
Julia, vivía en Madrid. Ella se muda al pueblo con su padre, a la casa de sus abuelos en la costa. Allí conoce a Miguel, un chico que acaba de conocer, el cual le atrae mucho. Ella y Miguel se hacen buenos amigos. La abuela de Julia tenía un buró de taracea que le gustaba mucho a Julia y decide llevárselo a su habitación. Un día rebuscando en los cajones del buró, encuentra una foto de su abuela y un señor al que Julia no conoce: su abuela en esa foto parece más feliz que nunca. Entonces Julia comienza a investigar quién es ese señor de la fotografía. La madre de Julia murió, y ella tiene un sueño constantemente, en el cual se oye la canción favorita de su madre y ella aparece subiendo las escaleras de la casa que son casi interminables, pero consigue llegar a la puerta del desván. Ese sueño la incita a investigar en el desván. Cuando sube al desván se tropieza con una baldosa levantada, y en aquel lugar encuentra un camafeo, en el que hay un pelo negro. Más tarde, se da cuenta de que ese camafeo lo llevaba puesto su abuela en la imagen que encontró en el buró. Luego conoce a doña Carlota, señora que le dice que se parece a su abuelo, pero Julia tiene el pelo oscuro y su abuelo lo tenía rubio. Eso le resulta muy extraño a Julia… Ella conoce a Natalia y Helena, las cuales se convierten en sus mejores amigas. Miguel se hace novio de Carmen y a Julia no le sienta nada bien, pero Miguel le preguntó que si iría a la acampada de Los Enebrales, ella dice que sí. Luego Julia se entera de que el señor de la foto vivía en Cuidón, un pueblo de la Coruña, y se lo cuenta a Miguel. Él le dice que la acompañará a Cuidón a investigar allí. Cuando van allí empiezan a investigar y descubre que el señor de la foto, Gustavo, es su abuelo. Cuando Julia y Miguel iban a regresar a casa, decidieron ir un rato a la playa. En la playa Miguel le dijo a Julia que se había enamorado de ella y entonces empezó una historia de amor tan bonita como la de su abuela y su abuelo Gustavo.
Cuando llegó se lo contó a la yaya Rafaela y entonces ella le explicó toda la historia. Al final, cuando se lo contó a su padre, los dos decidieron ir a visitarlo dentro de muy poco.

Lida Espinar Rueda, 2º ESO