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viernes, 21 de diciembre de 2007

Cuentos finalistas del concurso de Navidad



Los finalistas del concurso. De izquierda a derecha:Manuel Méndez, José Miguel Soto, Sara Gómez, Raquel Rincón, Miriam Cañones y Cristina Segovia; detrás, Daniel Luján y Pablo Ríos.


Finalista Bachillerato: ELLA
Aquella noche del 24 de diciembre debía ser muy especial para ella, o al menos eso quería Andrés. Llevaba días preparando la cena y todos los detalles, nada debía fallar. Sería la primera Nochebuena que Andrés iba a pasar sin su familia, pero no le importaba mucho porque sabía que, a cambio, la pasaría con ella.
Sin darse cuenta, había estado los últimos días tan concentrado en dejarlo todo listo que ni siquiera había tenido tiempo para hablarle y comentarle todo, llevaban varios días sin verse; de todas formas, Andrés lo prefería así: tenía tanta confianza y comunicación con ella que sabía que terminaría confesándole todo y ya no sería una sorpresa.
Antes de conocerla, Andrés no estaba pasando por el mejor momento y la soledad le invadía, sin embargo, desde que la conoció su vida había cambiado en todos los sentidos: había dejado cualquier mal hábito, cada día salía con una sonrisa en la cara, el mal carácter lo había dejado a un lado y, a pesar de ser reservado con todos, sólo ella conseguía sacar su mejor lado y que viera las cosas de otra forma. Algunos amigos pensaban a veces que la obsesión de Andrés era tal que aquello no podía acabar bien. Pero para él eso era imposible. Pensaba que del amor al odio no había solo un paso y además estaba completamente seguro de sus sentimientos y de los de ella.
La mañana del día 24 se levantó temprano y puso la radio, era algo que le relajaba. Lo limpió todo de arriba a abajo y fue al armario a buscar la ropa que se pondría esa noche. No quería arreglarse demasiado, pero no podía ir como todos los días; los nervios lo estaban agobiando. Se duchó y salió a hacer las últimas compras. Cuando regresó, eran casi las dos, así que se puso a comer y se quedó dormido.
Al levantarse eran las 8 y de nuevo los nervios empezaron a aflorar, se acercaba la hora. Volvió a ducharse, se vistió y puso la mesa lo mejor que supo. Nunca había sido demasiado detallista pero hasta el sonido de las agujas del reloj se introducía en su cabeza y no podía pararlo: el tiempo corría y se volvía en su contra.
A las nueve y media apareció ella de la mano de Andrés. La llevó a la mesa y se dispuso a servirle la comida. Algo raro pasaba y no sabía qué era, solo sabía que a pesar de su presencia el agobio continuaba dentro de él. Todo le daba vueltas y no sabía qué hacer: bajar la música, subir la calefacción o quizás relajarse sería lo mejor. Por más que lo intentaba la situación no mejoraba y se sentía fatal al ver que ella no había probado nada en toda la noche y que ni siquiera hablaba, estaba tan ausente que parecía que no estaba.
Para intentar relajarse y tranquilizarse, Andrés se quitó la chaqueta, se levantó y fue a abrir la ventana. En ese momento, la foto que había encima de la mesa salió volando y cayó a la carretera….
Desde la ventana, se quedó mirando la foto y comprendió que se le escapaba de sus manos y que no podía evitarlo, se le escapaba de la misma forma que días antes se le había escapado ELLA.

Sara Gómez Pérez, ganadora del concurso.

Finalista 1er.ciclo ESO: Repartiendo ilusión

Amilcar era un niño saharaui que vivía en un poblado en medio del desierto. Era 23 de Diciembre. Él ya había estado en España, porque lo adoptaron en vacaciones de Navidad y vio como era. Le habían regalado muchas cosas y había sido muy feliz. A su vuelta, se lo había contado a los niños de su pueblo. Pero los niños estaban muy tristes porque sabían que no les iban a regalar nada. El 24 por la mañana vieron a lo lejos una caravana de vehículos que parecía que iban al poblado. Había muchos coches cargados con alimentos, ropa, agua, y... puede que también ¡juguetes!

Los niños se ilusionaron porque sabían que en aquellos coches unas buenas gentes les darían algún juguete. Llegaron los vehículos al poblado, donde tuvieron una gran bienvenida. Aquellas personas se bajaron de los coches y empezaron a sacar cajas. Los niños se pusieron al lado de ellos mirando si en alguna caja había lo que tanto estaban esperando, pero allí solo había bolsas de legumbres, botellas de agua y ropa. La gente del pueblo estaba muy contenta e hicieron una fiesta procurando que no se acabaran las provisiones. Pero los niños estaban muy tristes. Una mujer que venía con el grupo los vio y les preguntó

-¿Qué os pasa?
-Nada- Respondieron los niños- Es que nos creíamos que nos ibais a traer juguetes por Navidad.
Entonces dijo la chica:- Pero los juguetes os los traerán los Reyes Magos, nosotros no.
-Los Reyes Magos no existen- dijeron- nosotros ya lo sabemos.
Al oto día la caravana se fue y todo volvió a la normalidad. Pero al despertar la mañana del 6 de Enero, se encontraron muchos regalos bajo una palmera del desierto. Aquellos “reyes magos “además de repartir comida y repartieron algo más importante: la ilusión.

Por eso, sabed que nosotros podemos ser sus mejores "reyes magos".

Manuel Méndez López


Finalista 2º ciclo ESO: Recuerdo Navideño
Día 23 de diciembre
Dos días para que llegara papa Noel. Todos los niños esperaban ese día con ilusión, pero un niño, no quería que llegara, llamado Carlos.
Sus padres le dijeron:
-¿Que te pasa Carlos?,¿porque no quieres que llegue Papa Noel?
-Porque el año pasado no me trajo lo que yo quería.- Respondió el niño.
Tras irse a la cama se durmió. A la mañana siguiente el niño despertó en otro lugar que no era su casa. Había muchas luces y seres pequeños, y con orejas de pico.
-Do...do...¿dónde estoy?-dijo el niño.
-En el Polo Norte.-Respondió un señor con una gran barba.
-¿Y tú quién eres?-.Preguntó el niño.
-¿No me reconoces? Soy Santa Claus, pero sin mi traje rojo.-Respondió Papa Noel.
El niño, emocionado, se levantó y los dos dieron una vuelta por toda la casa de papa Noel.
-Papa Noel, ¿por qué el año pasado no me trajiste lo que yo quería?- Preguntó el niño.
-Por tu bien-. Dijo Papa Noel - Tus notas no habían hecho mas que bajar. Por eso te traje un libro, para que estudiaras.-
-Yo sé que no estudié mucho, pero yo no quería eso.- Replicó el niño muy enfadado.
-Mira, para compensarte te vendrás conmigo a repartir los regalos de Navidad. Dijo papa Noel.
A al niño se le pasó de golpe el enfado y enseguida le
respondió que sí.
El niño esperaba impaciente. Ese día, él y papa Noel ya estaban preparados. Tras salir, empezaron a repartir los regalos y el niño vio que se había saltado su casa y papa Noel le explicó:
-No hemos parado porque no estás dormido y no te puedo dejar tu regalo.
-O sea, que cuando me duerma recibiré mi regalo.- Dijo el niño.
-Pues sí.-Le contestó papa Noel. El niño fue todo el camino alegre. Y sonriente.
Fueron a todos los países:Francia, España, Portugal, Alemania, Polonia, Rusia, EEUU, Brasil, etc.
Cuando el amanecer se acercaba, los dos tenían que volver a casa.
Tras llegar, el niño cayó rendido en la cama y papa Noel le dejó su regalo, el que él quería y el otro regalo fue el recuerdo de haber repartido felicidad por todo el mundo.

José Miguel Soto

2 comentarios:

Anónimo dijo...

el de "repartiendo ilusión" está mucho mejor

Anónimo dijo...

El cuento repartiendo ilusión me gusta, me parece que esta muy bien escrito para haber sido escrito por un niño de primer ciclo, sinceramente supera a el cuento recuerdo navideño. . .

Almudena.