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viernes, 18 de diciembre de 2009

Sentir los colores


Autora: María Carmen de la Bandera.
Editorial: Casals
En este libro cuenta la historia de un niño llamado Quique, al que le gusta mucho animar y seguir a su equipo, el Majéstic. Tmbién tenía una amiga que se llamaba María y un perro llamado Lobi, al que paseaba con su abuelo.Un día su equipo perdió contra el equipo de la pandilla rival, cuyo líder era El Rubio. En el colegio los de la pandilla del Rubio rodearon a la de Quique y se metieron con su equipo; en clase el Rubio le hizo una zancadilla. Cuando Quique salió del colegio le esperaba su abuelo con Lobi. El niño no le contaba qué le había pasado hasta que comiendo arrancó a llorar y se lo contó. Los padres se habían separado y se había quedado solo con su madre y su hermana Anabel, que trabajaba en una pizzería donde conocío a Rodri su novio. Rodri también era un fiel del Majéstico como Quique y el abuelo de Quique. A veces Quique iba a ver los partidos con su abuelo que tenía un carnet de pensionista. Una vez Rodri llamó a Quique para que fuera con él y con sus amigos a ver un partido, quedaron por la tarde en un bar, todos estaban bebiendo cerveza menos Quique, hasta que un amigo de Rodri dejó que se tomará unas cuantas. Al siguiente partido de fútbol Quique se quedó en casa de Rodri para ver el partido. Allí en Madrid encontraron a una persona de color negra y le pegaron una paliza, Quique no entró en esa pelea. En otros de los partidos contra el Letimadrid casi lo ahogan por el cuello.

En el colegio estaba todo el mundo de su pandilla flipando con él, uno de su amigos trajo un balón para jugar en el recreo, pero se lo quitó el maestro por culpa de El Rubio, y su amigo le tiró la libreta de los deberes al Rubio. Entonces este se quería vengar de ellos y llamó a una pandilla de otro colegio que el líder era uno que le decían El Largo, por la noche cuando estaban en la calle le robó el Largo a Quique su reloj, que le había regalado el abuelo.

Quique no lloró ni nada. Al día siguiente la dieron la nota y le quedarón cuatro. El estaba cabreado con el padre porque dijo que le abandonó y le dio por saltar encima de un coche que era de la profesora de gimnasia. Lo pillaron y le pusieron un castigo, así comprendió que no debía de enfadarse y que si los padres se separan tiene que comprender que no es nada malo. Cuando llegó la final de su equipo en la champions fue a verla con su padre: ganaron tres a cero.

Francisco Javier Carrillo

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